VIRGINIA DOBRICH INFARTANTE EN LA REVISTA CARAS

La excelente bailarina y revelación de Bailando por un sueño realizó una producción exclusiva para la revista Caras junto a su novio el bailarin Martin Withencamp
Llegó a Uruguay con un sueño cumplido y con otros tantos por cumplir. Ya siendo una bailarina consagrada gracias a “Bailando por un sueño”, Virginia Dobrich (30) regresó a su país para festejar su cumpleaños en familia y se encontró con el cálido reconocimiento de su pueblo. Si bien su paso por el programa más exitoso de la vecina orilla la llenó de aplausos, la soñadora de Daniel “la Tota” Santillán conserva la humildad y la paz que caracteriza a los uruguayos. Es montevideana, bailarina de ley y hoy confiesa que puede vivir de lo que le gusta y lo que mejor sabe hacer: bailar. Cuando enumera lo bueno que le pasó en 2008, ubica en primer lugar al hombre que la deslumbró, Martin Whitencamp (26), a quien conoció en los pasillos de Ideas del Sur cuando aún eran dos desconocidos. El bailarín de la modelo chilena Kenita Larraín, le quitó el sueño desde el primer momento en que lo vio. “Nos gustamos desde el principio, fue un flechazo inmediato”, comentó Virginia entre sonrisas. Martín es también un bailarín con experiencia, y es por esto que la acompaña y aconseja en esta nueva etapa de su vida. Actualmente, la joven se destaca en Mar del Plata con la obra de teatro “Bendito Total, un varieté XXL” junto a la Tota Santillán, Alvaro Navia y Cinthia Fernández, entre otros personajes de la escena porteña. Dueña de un talento indiscutible y una belleza que encantó a los argentinos, esta uruguaya compartió con su familia los últimos días de 2008 y se hizo un tiempo para disfrutar de Punta del Este con su novio y desplegar toda su sensualidad para CARAS.
—¿Qué significó para usted Bailando por un sueño”?
—Fue una experiencia increíble, si bien hay un sueño de por medio, están en juego aspiraciones personales. No es fácil ser bailarina y un concurso de este tipo te abre un montón de puertas. Mi sueño personal es trabajar de lo que me gusta, y creo que después de Bailando entrás por la puerta grande.
—¿Piensa que el hecho de haber sido la compañera de “la Tota” jugó a su favor?
—Pienso que fue favorable, porque si bien era el que menos bailaba compensaba con que es un tipo muy mediático y la gente lo quiere un montón. Eso nos hizo zafar del teléfono muchas veces. Es un personaje popular y la gente le tiene simpatía. Aprendí
mucho de él, y fue todo tan intenso que crecí un montón tanto como persona como profesional.
—¿Siente que fue una de las bailarinas que más se destacó?
—Me lo hicieron sentir, eso fue muy gratificante. Que la gente y el jurado valoraran tantos años de esfuerzo fue muy lindo. Nunca nada me fue fácil, siempre trabajé duro para pagarme mis clases, tuve que luchar mucho para llegar a ser quien soy hoy, nadie me facilitó nada. En “Bailando” encontré el reconocimiento profesional que tanto deseaba.
—¿Cómo fue su trato con Eunice Castro y Mónica Farro, las otras uruguayas del certamen?
—Tuve la mejor onda con las dos. Con Mónica ya habíamos trabajado juntas, tiene fama de brava pero es muy buena persona y sobre todo muy trabajadora, y a Eunice la conocía porque es bailarina e incluso compartimos algunas clases.
—¿Qué pasó con el sueño de ayudar a Senderos de Vida?
—No se ha cumplido aún pero estamos trabajando en eso. Mi intención es cumplirlo y voy a hacer todo lo posible.
Fuente: Caras Uruguay

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta nena tiene un muy buen lomo y saber moverlo muy bien para colmo.