La uruguaya Maite Moreira pone hoy su nombre en Google y se listan 19.600 resultados. Bastaron 15 días en el reality Operación Triunfo para que esta chica común de 19 años, del barrio La Unión, y que le gustaba cantar, pasara a una popularidad "increíble" hasta para ella misma. Eliminada hace dos semanas, Maite está de vuelta en la Unión, donde por ahora no se muestra mucho: "Me da como vergüenza, mis vecinos ni sabían que cantaba y que me vean, me hablen... me da cosa". Sale una vez por semana en Buen día Uruguay y se esperanza con poder dedicarse al canto y formar una banda, pero también reserva algunas críticas para el reality. "La parte de la Academia era fantástica. Aprendí muchísimo. Pero en la casa, todo eso del Gran hermano, no me gustaba mucho. El aislamiento, lo que después editaban y ponían al aire, esa parte era lo peor", relata.
-¿Mirás Operación Triunfo?
-Sí, porque tengo un espacio en Buen día Uruguay y debo que estar al tanto. Lo que no puedo verme es a mí.
-¿Por qué no?
-Porque canté mal. No tenía experiencia con público. A mí me gustaba cantar y me presenté al casting y quedé. Pero tú ves mis galas y realmente, los nervios, la inexperiencia, me jugaron una mala pasada.
-¿Cómo fue el proceso?
-Quedé en el primer casting. Después me hicieron pruebas de todo tipo. En la psicológica, por ejemplo, eran 370 preguntas desde "¿te gusta la milanesa con papa fritas?" a "¿asesinarías a tu familia?". Después me llevaron a un hotel donde estaban los demás participantes, pero no podíamos hablar entre nosotros ni con nadie. Estábamos aislados, solo hablábamos con la producción que nos traía la comida. Era la preparación para el aislamiento, no podés entrar de un día para el otro a la casa. Tampoco salir de golpe porque si no te enloquecés, aunque sea brevemente. Cuando salí, pasé dos días con poco contacto y hablando con psicólogos.
-¿Sentís que te afectó en algo?
-De alguna manera, sí, porque te reconocen en diversos lugares y al estar aislado, yo no percibía eso. Te das cuenta de las cosas que decían de vos. Caes en la realidad de que verdaderamente esas cámaras estaban filmando, porque se pierde la noción. Uno está viviendo como si fuera en su casa y cuando salís, descubrís que todo lo que vos hacías y decías se estaba mirando. Aunque vos lo sabías de antemano eso, no es lo mismo mirarte después en la tele, en debates y verte en bata, saliendo de bañarte.
-¿Te arrepentís?
-No. Pero toda esa parte de Gran Hermano no me gustó mucho. En la Academia y en la convivencia, lo viví muy bien, como una experiencia muy rica.
-¿Volverías a otro reality?
-Lo pensaría mucho antes. Porque es un shock cuando salís, ver la exposición. Puse mi nombre en Google y saltaron decenas de páginas. Lo que más me sorprendió fue la imagen que dieron de mí en la tele, como que era una persona aburrida, solitaria. "Nunca la filman a esta". Y yo veía que las cámaras giraban hacia otros compañeros. Mirando, ves que no muestran la realidad. Se ve que si no decís que sos bisexual, no le encuentran el atractivo.
Fuente: Sabado Show
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